A pesar de los debates sobre si ya hemos entrado la Era de Acuario o no, queda en evidencia que el patriarcado está seriamente tocado después del paso de Saturno y Júpiter por Capricornio, y Plutón, al que aún le quedan unos años de desmontar y transformar nuestras estructuras sociales y mentales. Cae la Mátrix. Al mismo tiempo, Lilith, con una mezcla de rabia contenida y paciencia, cultivada por el conocimiento de los ritmos naturales, se regocija de forma expansiva, a la vez que empieza a hacer carne en cada uno de nosotros. Y su intensidad se hace notar…
En enero del 2018 Lilith, que llevaba ya dos meses en Capricornio, libró una batalla campal, al estilo de Juego de Tronos, contra los valores patriarcales. En los primeros grados del signo de la cabra, Lilith, como si fuera Daenerys montada sobre su dragón, cabalgaba firme junto a Mercurio, con Saturno y la Luna bajo sus alas, directa hacia Plutón y el Sol, quienes tenían secuestrada a Venus.
Lilith en Capricornio hace acto de presencia para convertirse en una figura influyente, siempre y cuando podamos comprender que cumplir con la misión de Vida nunca es algo personal, sino que va mucho más allá de las identificaciones egoicas. Esta Lilith requiere dejar de ignorar el mundo emocional y entrar en él para aprender a sentir y a sostenerse, y la conjunción Saturno-Luna le ayudan.
Asociada a la Luna, Lilith augura incomprensión y la soledad necesaria para convertirse en un individuo soberano que entiende la importancia de aprender a crear su propio espacio, su propio lugar donde poder reinar desde su propia energía. Como Daenerys, Lilith es separada de su madre desde pequeña. Como Lilith, la reina de dragones conecta con el mundo natural en el mismo momento de su nacimiento, en el que hubo una violenta tormenta, como si el cielo mismo se pusiera de parto mientras Saturno es ese anciano que le enseña a sostenerse por sí misma y a buscarse la vida.
Su fiel escudero, Mercurio, ayuda a Lilith a volar entre ideas sin identificarse con ninguna y crear su propia realidad. Ambos se lanzan al ataque en una contienda nocturna. De noche son invisibles y, a pesar de no contar con el poder del Sol y Plutón, al liberar a Venus, usan el sigilo para dar su golpe certero a las bases del patriarcado.
Cuando se enfrenta a Plutón, dios del inframundo, Lilith destapa los miedos ancestrales, lo que genera una enorme inseguridad tan difícil de sostener, que la energía se escurre a Sagitario, acelerando nuestra mente y poniendo en evidencia nuestras polaridades y contradicciones. Cuando captura al Sol, se convierte en una líder más grande que la vida misma que arrastra a todos a descubrirse. La semilla queda sembrada. El ataque ha sido sutil, pero certero, y los cimientos del patriarcado y su poder quedan infectados. Es el principio del final…
El Nodo Norte en Leo se alió con la reina de Daenerys, que en agosto de ese año entró en Acuario de la mano de Marte en Capricornio, se subió a la cola del dragón para recordarnos la necesidad de ser auténticos. Entonces, Lilith, que una semana antes se había opuesto al Sol, preguntó, ¿eres o perteneces?
Lilith en Acuario nos invita a liberarnos de aquellas lealtades kármicas que nos obligan a arrodillarnos y pegar la cabeza al suelo con la ilusión de conectar con la mirada de supuesto amor de una familia que hace mucho dejó de serlo, para conectarnos con nuestra Esencia y brillar como Soles. En realidad, sólo hace falta que una única persona active su propio Sol interior y que se comparta sin juicios ni restricciones. De esta manera, por resonancia atraerá a otros Soles…. Y así, la consciencia se propaga por todo el planeta.
A la vez, Lilith asociada a Marte nos levanta la herida de memorias de encierro. Un confinamiento que, más allá de las restricciones físicas, viene por las limitaciones de la mente egoica, de los patrones mentales limitantes, de las propias creencias que nos confinan a la Mátrix, la cárcel del Alma. Una combinación que se dio entonces, y que se ha repetido durante buena parte del 2020 (Lilith en Aries o en aspecto a Marte) y a principios del 2021, cuando el confinamiento nos ha evidenciado que lo que realmente nos mantiene atrapados son nuestros miedos del ego y los patrones mentales que de ellos surgen.
Inseminados por Lilith, el proceso primero continuó a un nivel muy sutil. Al entrar en Cáncer a finales del 2018, el Nodo Norte nos invitó más que nunca a cuidar a nuestro Bebé interior y a conectar con nuestro cuerpo, lo que nos habilita para recibir el sueño de un nuevo Mundo que Lilith en Piscis nos bajaría a partir de junio del 2019.
Y, una vez habitados e inseminados, llegó la Gran Conjunción y Lilith se unió a Quirón en Aries, formando un semiséxtil con Urano, y así insistió en la importancia de liberarnos no solo de la cárcel del Alma, sino también de los patrones de codependencia que habían determinado la forma en la que nos relacionábamos hasta ahora. Subida a lomos de Quirón, conocido como el sanador herido, pero que en realidad es la conexión con los talentos que nuestra Alma trae, Lilith empezó a bajar una nueva Mátrix, una forma nueva de ver e interpretar la Vida, una manera más consciente de habitarnos.
Justo a tiempo para que nuestra reina de dragones empezara a encarnar en cada uno de nosotros con la entrada de Lilith en Tauro a finales de octubre del 2020. Justo antes de la Gran Mutación, del cambio simultáneo de Júpiter y Saturno a Acuario, lo que inicia una nueva manera de vincularnos y da paso al 2021, un año de madurez, de soberanía personal, para crear nuevas maneras de vincularnos, desde el Ser, y no desde el Ego.
Lilith, el lenguaje del Alma
El patriarcado se ocupó de dar una imagen de Lilith que dista mucho de quién es ella realmente. Mujer fatal, perversa, descontrolada, asesina de niños, iracunda y conectada con el mal, son solo adjetivos que el intelecto del hombre adjudicó a esa extraña fuerza sutil y emocional que escapa una concepción racional y tridimensional de la realidad. Se necesita comprender profundamente el mundo emocional en toda su multidimensionalidad para comprender a Lilith, y eso era demasiado para una Humanidad que se protegió de la Vida insensibilizándose, desconectando del cuerpo y lo Natural, refugiándose en la mente.
Astronómicamente, Lilith es un punto matemático: el apogeo lunar o el segundo punto focal de la órbita de la Luna alrededor de la Tierra. Desde nuestra perspectiva, ambos puntos coinciden y, personalmente me quedo con la segunda definición y con la imagen de Lilith como una segunda Tierra oscura, en “negativo”, energética, multidimensional… Energía emocional.
Astrológicamente, Lilith es la atmósfera, el cuerpo emocional de la Tierra, que incluye todas las capas de lo sutil, desde los muertos y los egregores, a los ángeles, los campos morfogenéticos o de consciencia y subconsciente colectivos, hasta la red planetaria de inteligencia vincular conocida como Gaia. El patriarcado solo era capaz de ver esa primera capa y asustarse, al estar desconectado de la percepción sensible hacia lo multidimensional. Ahora, si bien Lilith es información emocional, esta es neutra, ya que está más allá de la concepción dualista de la realidad, patrimonio del Ego y su Culpa.
La Lilith mitológica era la primera consorte de Adán. Ella fue una mujer libre, pero cuando deseó igualdad y poder de elección, Adán ejerció su poder de creación desde la intención, y pidió a Dios deshacerse de ella y que le crease una acompañante más sumisa. Dios cumplió y desmaterializó a Lilith, quien se quedó sin cuerpo y pasó así a formar parte del mundo de lo sutil, de lo energético, de lo multidimensional ligado a nuestro planeta. Su enfado contra el hombre y el Ego fue monumental, como podemos suponer, pero su venganza es rítmica y natural. Ella siempre ha sabido que su momento llegaría… ¡Y ese momento es ahora!
Lilith es quien equilibra los desequilibrios generados por la identificación con el Ego, que siempre deja en sombra lo que no soporta ver, y en especial cuando se asocia al signo de Sagitario o su regente Júpiter.
Conectar con tu Lilith es reconocer el lenguaje de tu Alma y la información que esta contribuye colectivamente para bajar a este plano más terrestre. De alguna manera, Lilith no solo nos abre a percibir dimensiones más sutiles de la realidad, sino también a traer al cuerpo y materializar nuevas realidades, correspondientes al futuro de nuestra evolución planetaria.
Cada uno de nosotros, con nuestra energía de Lilith, consciente o inconscientemente, trae mensajes nuevos que nos ayudan a evolucionar:
- Aries, casa 1 o Marte: una nueva identidad, nueva manera de Ser
- Tauro, casa 2 o Venus: valores nuevos
- Géminis, casa 3 o Mercurio: ideas nuevas, creación mental
- Cáncer, casa 4 o Luna: nueva forma de sentir o comprender las emociones
- Leo, casa 5 o Sol: ser ejemplo de lo nuevo, liderar
- Virgo, casa 6 o Quirón*: nueva Mátrix, reescribir el pasado
- Libra, casa 7 o Venus: nueva manera de relacionarnos
- Escorpio, casa 8 o Plutón: libera trauma ancestral
- Sagitario, casa 9 o Júpiter: integra lo negado
- Capricornio, casa 10 o Saturno: abre a una consciencia más inclusiva
- Acuario, casa 11 o Urano: cataliza procesos de activación del Ser
- Piscis, casa 12 o Neptuno: nuevo sueño colectivo
*Considero a Quirón como regente de Virgo. Y equiparo signo, casa y planeta regente en significado. La diferencia está en la intensidad y el foco. Invito al lector a sentir en sí mismo estas sutilezas
Sin embargo, aunque suene muy bonito, el proceso de integrar a Lilith requiere que soltemos identificaciones egoicas allá donde Lilith influye. Por ejemplo, Lilith asociada a Cáncer, casa IV o la Luna nos pide que dejemos de creer que nuestras emociones nos pertenecen, y en su lugar comprender que el cuerpo es solo un vehículo para estas. Lilith en Escorpio, asociada a casa VIII o a Plutón, obliga a que te hagas consciente de que lo que te hace inseguro es el proceso de sentir y liberar los registros traumáticos en el cuerpo de las personas con las que te cruzas. O Lilith en Leo, asociada a casa V o al Sol, te fuerza a comprender que tu brillo personal no es para lograr que otros te vean, sino para liderarlos. Y Lilith en Géminis, asociada a casa III o a Mercurio, ha de respetar su sensibilidad mental hacia la forma mental rígida de los demás y comprender que su sola presencia “revienta”, abre la cabeza del otro.
Si no poseemos la madurez suficiente como para sostener la potente energía de Lilith, que se ha ido acumulando desde vidas pasadas, lo normal es que nos encontremos con dificultades y enfrentamientos con a los demás, y que la imposibilidad para lograr que otro satisfaga tus requerimientos egoicos devenga en ira, resentimiento o frustración. Asimismo, el foco de nuestra atención se desvía del ámbito tocado por Lilith hacia el signo o casa opuestos, donde creemos que está el problema, y la energía se escurre hacia el signo o casa anterior o posterior, que intentamos controlar.
Lilith, la nueva Era y la Magia de la Vida
Ha llegado el momento de encarnar plena y conscientemente a Lilith. Ella, sutilmente, nos está ayudando a conectar con y bajar la información que nos servirá para crear nuevas formas vinculares y materializar una nueva realidad. Sostenerla requiere aprender a habitarnos plenamente, permitir que los estados emocionales nos atraviesen y se expresen plenamente, pero sin identificarnos con ellos, y abrirnos a la percepción sensible y multidimensional. Lilith se siente con intensidad, porque la energía de tu Alma integrada en el cuerpo es de un voltaje mucho mayor que los registros traumáticos. Pero cuando logramos comprender, sentir e integrar a Lilith en el cuerpo, nos abrimos a la Magia de la Vida.
Este artículo apareció originalmente publicado en www.revistastellium.com